En Transnistria, el dinero circula sin código, sin respaldo ni reconocimiento internacional. Pero existe, y define una frontera.
Tras la disolución de la URSS, Moldavia adoptó el cupón como moneda transitoria. Transnistria, en cambio, lanzó en 1994 su propio rublo, que circula hasta hoy sin reconocimiento internacional ni código ISO. Ningún estado lo acepta, y las redes de pago como Visa o Mastercard no funcionan allí. Para comprar, hay que cambiar rublos rusos, leus moldavos, euros o dólares estadounidenses por esta moneda invisible.
La hiperinflación obligó a una redenominación en el año 2000, eliminando seis ceros y fijando un tipo de cambio que se actualiza periódicamente. En 2025, la inflación volvió a crecer tras el aumento del precio del gas debido a la pérdida del subsidio ruso.
El Banco Republicano de Transnistria emite billetes y monedas con retratos de líderes locales y rusos e imágenes de sitios importantes. No valen fuera de su territorio, pero dentro de él definen soberanía. En un estado que no existe, el rublo funciona como una afirmación política.